Es un hecho innegable que ciertamente nos encontramos viviendo los últimos días de la raza humana, no porque el mundo se vaya a acabar en el 2011 o en 2012 o en 2014, sino porque la segunda venida de Cristo está a las puertas.
“4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
6 Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
8 Y todo esto será principio de dolores.”
(Mateo 24:4-8)
El ciclón Xynthia ha causado cerca de 60 de muertes a su paso por sectores de Portugal, España, Alemania, Bélgica y Francia, donde se han registrado la mayoría de las víctimas fatales.
El huracán, procedente del Atlántico, paralizó desde el sábado parte del tránsito aéreo y ferroviario en esos países europeos. Además, propició daños materiales que no han sido calculados todavía.
Sin embargo, Xynthia no ha sido el único desastre natural que trastocó la vida de millones de personas este fin de semana.
En el Cono Sur, un potente terremoto causó devastación y más de 400 muertes en Chile. Mientras, en Estados Unidos la región este permaneció paralizada por otra intensa tormenta invernal que dejó a más de medio millón sin servicio de electricidad. Además, se registraron al menos tres muertes durante la tempestad.
En Haití, por otro lado, una vaguada causó inundaciones en las que perecieron al menos nueve personas y otras seguían desaparecidas. Miles de haitianos viven angustiados durante el periodo de fuertes aguaceros, ya que perdieron sus hogares en el terremoto del 12 de enero y muchos viven en carpas que nos los protegen de la lluvia y de las inundaciones.
A raíz del terremoto en Chile, también el sábado se registraron olas en serie o tsunamis que alcanzaron desde el archipiélago Juan Fernández hasta distantes islas como Tonga y Kesenmura en las costas japonesas y filipinas.
Sobre la devastación del huracán Xynthia, el ministro del Interior francés, Brice Hortefeux, declaró que sólo en su país el número de muertos puede situarse entre los 45 y los 50. El funcionario dijo que se trata de uno de los temporales más violentos de los últimos años en ese país.
Miles en penumbra
Con una trayectoria de suroeste a noroeste en Europa, Xynthia ha causado otras cuatro muertes en Alemania, tres en España, una en Portugal y otra en Bélgica. Además, ha dejado sin suministro eléctrico a cientos de miles de hogares y ha provocado retrasos en el servicio de ferrocarriles y de líneas aéreas comerciales.
El frente de lluvias y fuertes vientos, que rondaron los 150 kilómetros por hora, procedente del norte de la Península Ibérica, golpeó con fuerza inusitada el litoral atlántico francés, especialmente el departamento de Vendée, donde fallecieron ahogadas una treintena de personas.
Sólo en la localidad francesa de l’Aiguillon-sur-mer la prefectura informó a media tarde que habían perdido la vida al menos 17 personas, aunque todavía se desconocen los datos definitivos, puesto que continúan las labores de búsqueda y de rescate de personas desaparecidas.
Severas inundaciones
Numerosas zonas resultaron inundadas por el efecto combinado de las lluvias que trajo el temporal y la pleamar, que causó la ruptura de diques y sumergió áreas pobladas, en las que hay varios desaparecidos.
El Gobierno francés realizó una reunión de emergencia para tratar sobre la situación producida por este frente, que prácticamente ha dejado Francia por la frontera norte hacia Alemania.
El presidente francés, Nicolás Sarkozy, viajará hoy lunes a las áreas más golpeadas por el temporal, mientras que cerca de un millón de hogares están sin electricidad, según la empresa Electricité de France.
Nevada desesperante
En el noreste de EE.UU., por otro lado, una nueva tormenta invernal provocaba que ayer más de 200,000 casas permanecieran sin electricidad.
Mientras, muchos habitantes se desesperan porque las nevadas en serie no disminuyen y los trabajos para reabrir caminos y reanudar operaciones cotidianas se tornan cuesta arriba.
Desde el viernes fue necesario abrir albergues temporales en escuelas y estaciones de bomberos para proveer calefacción y alimentos a familias pobres y a otros que carecen de techo seguro en Nueva York, Filadelfia y New Hapshire, donde el gobernador activó la Guardia Nacional para reforzar la seguridad.
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