
Una de las preguntas que prácticamente todo observador del espacio o las “estrellas” se ha de haber hecho en algún momento de su vida es: ¿Por qué el cielo nocturno es negro? Sin duda algunos pensarán que es una pregunta tonta pero no lo es en absoluto.
Esta misma pregunta se la hicieron grandes astrónomos, físicos y observadores del cielo como Halley, Kepler y Olbers, con cuyo nombre se quedó dicha interrogante paradójica. Algunos de los observadores celestes opinaban que probablemente el cielo nocturno era negro ya que el Universo no era infinito permitiendo de esta manera que la luz de estrellas sumamente distantes, sin entrar en detalles y sin tomar en cuenta los cálculos relativistas, no nos hubiera llegado aún.
Por el contario otros opinaban que en efecto el Universo era finito y resolvían la paradoja confusamente, ya que entonces habría que tomar otras consideraciones filosóficas como por ejemplo la infinidad del universo o lo finito de éste, y si éste fuera el caso entonces ¿en dónde estarían situados sus límites?
Del mismo modo se tomaba en cuenta a las estrellas ya que si hubiera una cantidad infinita de éstas entonces deberían cubrir el cielo nocturno en su totalidad, cosa que obviamente no se observaba. Como este no era el caso, entonces estos físicos y astrónomos llegaron a la conclusión de que entonces en este Universo debería haber un número definido de estrellas para que entonces se dé el fenómeno de que aún la luz de las más distantes no nos haya llegado.
Muchos entonces se preguntarán que sucede cuando “explotan” o cuando “nacen” las estrellas, los fenómenos de las Supernovas y las enanas blancas o las gigantes rojas, que pasa con los agujeros negros y la estrella que está “escondida” detrás de su propio horizonte de eventos, dando lugar a tal singularidad. Lo cierto es que son preguntas que merecen una explicación, y que muchas veces, al momento de ser formuladas, la matemática o la física disponible no estaban a la altura de dichas contestaciones. Sin embargo, hoy en día tampoco podemos presumir mucho, ya que la mayoría de las referentes a la relatividad general, o aquellas pertenecientes a lo “macro” siguen aún sin contestación. Lo mismo sucede con la contraparte “micro”, agrupada en la mecánica cuántica.
No debemos desanimarnos, pues aunque ciertamente se han hecho avances impresionantes en cada una de estas ramas, aún falta mucho por descubrir, infinidad por explicar, y quién sabe cuántos universos mas…
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