El cerebro es una cajita llena de secretos cuyo funcionamiento es un misterio difícil de descifrar para nosotros como científicos. Sabemos que el cerebro realiza cosas fantásticas, como activar y bloquear estímulos, claro, hablando muy reduccionista y simplemente. Por ejemplo, si alguien nos hace cosquillas, esto nos provoca la sensación que ya conocemos, cosa difícil de hacer por nosotros mismos. De hecho, al intentar hacernos cosquillas a nosotros mismos el cerebelo envía señales para bloquear las respuestas sensoriales “leídas” como cosquillas producidas por la propia persona.
Aquí les dejo algunos datos interesantes:
· El cerebro del hombre es más pesado que el cerebro de la mujer, sin embargo, en compensación, el de la mujer es más veloz. Solo los elefantes y las ballenas tienen cerebros más grandes que el de los humanos.
· Existen cerca de cien mil millones de células nerviosas (neuronas) en el cerebro.
· Las neuronas intercambian mensajes que viajan a 415 km por hora, o sea, a la mitad de la velocidad de un avión de propulsión a chorro común.
· El cerebro es capaz de almacenar información equivalente a doce mil páginas por año.
· Para oxigenar el cerebro, se necesita cerca del 25 por ciento de todo el oxígeno del cuerpo.
· La conciencia procesa información como miles de millones de microcomputadoras trabajando conjuntamente.
El cerebro hace la gran diferencia en nuestra vida. Cuando se para, todos los estímulos nerviosos cesan. No hay cómo sentir dolor o cosquillas, y el cuerpo entero muere. Es nuestro centro de comando general.
Recuerden: todo lo que vemos y oímos se transforma en materia prima, en la base principal que forma nuestros pensamientos y nuestras acciones. Con Jesús a nuestro lado, vamos a tener una buena cabeza.
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.” (Prov. 4:23)
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