domingo, 29 de marzo de 2009

Las matemáticas contradicen la evolución


La teoría de la evolución afirma que los complejos sistemas y estructuras del universo se deben a la operación de procesos puramente naturales y fortuitos. Quienes sostienen este punto de vista naturalista no necesitan ni desean un agente externo sobrenatural (es decir, Dios). Ellos consideran que el universo es autónomo y que se desarrolla por sí solo.En posición contraria a esta filosofía, el creacionismo bíblico afirma que los innumerables y complejos sistemas y estructuras del universo ofrecen sólida evidencia de un Creador omnisciente. El creacionista sostiene que el impresionante grado de complejidad y orden encontrado en el universo, nunca podría producirse por mera casualidad, sino que representa la obra de un Dios Todopoderoso.

En este artículo, usando los principios básicos de probabilidad matemática, examinaremos las posibilidades de que la vida haya evolucionado por casualidad.
Probabilidad es simplemente la posibilidad de que ocurra cierto evento. Por ejemplo, la probabilidad de ser alcanzados por un rayo es más o menos 1 en 600.000 (afortunadamente). La probabilidad de ganar el premio mayor de la lotería con un solo billete es más o menos de 1 en 5.2 millones (desafortunadamente).

Los evolucionistas afirman que sistemas sumamente complejos, formados por numerosos componentes interrelacionados, pueden surgir mediante procesos fortuitos y sin propósito. De acuerdo con esa forma de "pensar", si una cantidad suficiente de monos escribiera a máquina por tiempo prolongado, uno de ellos produciría un diccionario completo y perfecto. Por supuesto, esta idea no tiene sentido. Un breve estudio de las estadísticas de las probabilidades revelará lo absurdo e ingenuo de tal punto de vista.

Por ejemplo, consideremos la posibilidad de escribir la palabra evolución eligiendo al azar nueve letras del alfabeto. Las probabilidades de éxito son solamente 1 en 269 intentos. Esto equivale a una probabilidad en cinco billones, cuatrocientos veintinueve mil, quinientos tres millones, seiscientos setenta y nueve mil intentos. Si consideramos que sólo se trata de un pedido modesto (escribir accidentalmente una palabra de nueve letras), las probabilidades son bastante remotas.
Es obvio que, a medida que aumenta el número de componentes, las probabilidades de lograr el resultado deseado decrecen rápidamente.

La probabilidad de que se forme ese sistema ordenado es de 1 en el factorial 200, o sea, 1 probabilidad en
788,657,867,364,790,503,552,363,213,932,185,062,295,135,977,
687,173,263,294,742,533,244,359,449,963,403,342,920,304,284,
011,984,623,904,177,212,138,919,638,830,257,642,790,242,637,
105,061,926,624,952,829,931,113,462,857,270,763,317,237,396,
988,943,922,445,621,451,664,240,254,033,291,864,131,227,428,
294,853,277,524,242,407,573,903,240,321,257,405,579,568,660,
226,031,904,170,324,062,351,700,858,796,178,922,222,789,623,
703,897,374,720,000,000,000,000,000,000,000,000,000,000,000,
000,000,000,000,000.

Si queremos escribir esta cantidad astronómica en una forma más simple, podemos indicar que es aproximadamente 10375. De esta manera, hay solamente 1 posibilidad en 10375 para seleccionar en el primer intento, el orden apropiado de un sistema integrado de 200 partes. Pero, ¿cuál sería el resultado si intentáramos diferentes combinaciones una y otra vez? ¿Acaso no obtendríamos finalmente el resulatdo deseado? Bueno, para comenzar, hay sólo 1080 electrones en el universo. Dando por sentado que este el el número máximo de partes disponibles con el que podemos trabajar, sólo 1 x 1080/2 x 102 = 5 x 1077 grupos de 200 partes podrían ser formados en un momento dado. Pero debemos formar 10375 grupos para estar seguros de obtener el correcto. Suponiendo que ninguno de los primeros intentos dé resultado, continuemos tratando una y otra vez, a un promedio generoso de mil millones de intentos por segundo (109). Es más, para dar a los evolucionistas toda ventaja posible, continuemos intentando por un período de 30 mil millones de años (1018 segundo), puesto que esta es la presunta edad del universo. Pero, aun concediéndoles ventajas tan amplias, descubrimos que el número máximo de intentos combinados que podríane fectuarse, es solamente (5 x 1077) (109) (1018) = 5 x 10104. Esta cifra está aún muy lejos de los 10375 intentos combinados que se requieren para tener éxito. De manera que, aun después de esto, las posibilidades de que 1 de estos 5 x 10104 intentos dé el resultado deseado -un sistema de 200 partes-, es sólo 1 en 1 x 10375/5 x 10104 = 2 x 10270. Dicho de manera sencilla, no existe en absoluto la probabilidad de que un sistema compuesto de 200 partes pueda desarrollarse por casualidad.

Un sistema de 200 partes es ridículamente primitivo en comparación con los sistemas vivientes. Investigaciones modernas realizadas por la NASA han demostrado que, el tipo más básico de molécula de proteína que podría clasificarse como sistema vivo, está compuesto por lo menos de 400 aminoácidos unidos.. Cada aminoácido, a su vez, está formado por una combinación específica de cuatro o cinco elementos químicos, y cada elemento químico es una combinación singular de protones, neutrones y electrones. Golay demostró que la probabilidad de que, aun la más simple réplica de una molécula de proteína se forme por casualidad, es de 1 en 10450. Wysong ha calculado que la probabilidad de formar las proteínas y el ADN de la entidad auto-reproductora más pequeña, es de 1 en 10167,626, aun cuando se conceda una cantidad astronómicamente generosa de tiempo y de reactivos.

¿Quién puede imaginar cuáles serían las posibilidades de que se forme por casualidad una estructura u órgano más complejo como la corteza cerebral del ser humano? Esta contiene más de 10,000,000,000 células; cada una de ellas está cuidadosamente situada de acuerdo a un designio específico, y cada una de ellas es increíblemente compleja en sí misma.

Es importante mencionar que los matemáticos generalmente consideran que cualquier evento con una probabilidad de menos de 1 en 1050, tiene una probabilidad de cero; es decor, es imposible. Dado que las probabilidades antes vistas son increíblemente mínimas (por ejemplo, 1 en 10375, 1 en 10167,626), vemos que es matemáticamente imposible que aun la forma de vida más elemental haya surgido por casualidad. La vida no es accidente, ni siquiera es algo que los científicos puedan sintetizar. Cuán apropiadas son las palabras escritas por el salmista:

"Grande es el Señor nuestro, y de mucha potencia; y de su entendimiento no hay número" (Salmos 147:5).

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Mmm, lamentablemente hay personas que ni si quiera piensan las cosas antes de decirlas "Las matemáticas contradicen la evolución", empiezas diciendo que " el creacionismo bíblico afirma que los innumerables y complejos sistemas y estructuras del universo ofrecen sólida evidencia de un Creador omnisciente. El creacionista sostiene que el impresionante grado de complejidad y orden encontrado en el universo, nunca podría producirse por mera casualidad, sino que representa la obra de un Dios Todopoderoso." Entonces te estas contradiciendo? que bueno eh. "dios" al ser algo mas complejo y existir en el universo requiere necesariamente de un creador todopoderoso tambien, cosa que no dicen los creyentes, dicen que dios es infinito, que siempre a existido y existira, lo que indica una mentira inegable, entonces, almenos el dios que describen, no existe. Ya lo razonaste? o "dios" no te deja? segundo, estas manejando mal la probabilidad, una cosa es la probabilidad y otra que se de el caso de exito, te lo explicare para que mas o menos lo entiendas, supongamos que tienes una caja con 1 000 000 de fichas cada una con diferente numero y quieres sacar 10 con una cierta combinacion, y en el intento 58295014839 sacas las 10 fichas con los numeros que quieres lejos de los 1e50 intentos que se requieren segun para tener exito, pues eso quiere decir que no hay dependencia entre la probabilidad y el caso de exito."Esta cifra está aún muy lejos de los 10e375 intentos combinados que se requieren para tener éxito" como dices aqui, totalmente ilogico, que se necesita llegar al ultimo intento para lograr el caso de exito. Aunque la probabilidad se considere cero esta siempre existe.

Bueno, eso es todo lo que queria aclarar, como quiera, es siempre lo mismo, yo pienso que una persona que ni siquiera sabe lo que dice por no pensarlo antes siempre va a creer en cosas sin sentido y sin fundamento alguno.

el_mito on 9 de abril de 2009, 8:58 a.m. dijo...

¡Saludos amigo!

A menos que desees entrar en razonamientos científico-filosóficos, intentaré mantenerme lo más simple que pueda de modo que lo puedas entender, ya que creo que no entendiste nada del post.

Lo escrito no es invento mío, lo puedes conseguir en cualquier libro de Cálculo II, cualquier libro o curso básico de probabilidad o estadística, o incluso en cursos de Cálculo I, en caso de que no hayas tomado alguno de los anteriores.No es mi culpa que las matemáticas sean tan simples y hermosas y que a su vez se complementen con el resto de las ciencias mayores, y en ocasiones con las menores.

Lo del Creador todopoderoso y la incesante búsqueda de un creador que lo creara a su vez, me parece un razonamiento cíclico e infundado, y obviamente no está respaldado por filosofía teológica alguna. Supongo que no esperas que te conteste con las famosas historias del reloj o el diccionario que se crean solos. Esas son de niños. Pero tal vez deberías analizar o tomar cursos de biología molecular, embriología, anatomía, astronomía, astrofísica y todos los que desees, y te darás cuenta tarde o temprano de que las cosas no son como siempre las ‘pintan’ los comentaristas o defensores de teorías moribundas como la evolución. ¿Qué? Otra vez, la evolución. Tal vez te sorprendas, pero la información abunda, y con cada año que pasa, es menos un secreto a voces y mas una triste realidad para aquellos que se aferran a ella, porque simplemente “no hay otra”….

¿Será cierto?...

¡Un saludo!

Anónimo dijo...

¿Que caso tiene que digas que las matemáticas contradicen la evolucion si tu mismo contradices la misma existencia de dios? No lo entiendo. Y no digas que no, esta al principio: "el impresionante grado de complejidad y orden encontrado en el universo, nunca podría producirse por mera casualidad, sino que representa la obra de un Dios Todopoderoso". A por cierto, ya tome todos los cursos y leido los libros de probabilidad y estadistica, control estadistico, calculo y demas, por eso mismo te digo eso, yo razono y pienso las cosas que aprendo, el que no lo hace eres tú. A menos que me combruebes que no es necesario hacerlo ya que dios existe y tengas pruebas, no cualquier falacia de siempre, algo que realmente lo pruebe.

Saludos!

el_mito on 14 de abril de 2009, 7:35 p.m. dijo...

Digo que es simple porque simple y sencillamente si le buscas una explicación aparentemente “lógica, utilizando la razón”, no la vas a encontrar porque simplemente contradices los mismos postulados que intentas defender. No es que como estos postulados no nos sirven entonces podemos deducir la existencia en un Dios Todopoderoso. Es el simple hecho de que todas las evidencias arqueológicas, paleontológicas y científicas demuestran cada día sin lugar a dudas que el intento por buscar “otra alternativa” distinta a la creencia en Dios es totalmente nula y ridícula. La comprobación de las irrefutables pruebas a favor del relato histórico-bíblico cada vez son más contundentes y cada vez hunden más y más las ya de por si derribadas teorías evolucionistas y todas las que se puedan relacionar a ellas, en gran parte por sí mismas y por la incongruencia y curiosamente, excesiva FE que se necesita tener en ellas, aún mayor Fe que la necesaria para creer que Dios existe…

¡Saludos!

Zeus dijo...

Aquí hay alguien que es incongruente probado por la palabra de Dios: Una persona hipócrita definitivamente es incongruente. A nadie le gusta un hipócrita, porque los hipócritas son tremendamente incongruentes. Jesús parece tener un grave problema de hipocresía. Por ejemplo, una de las frases más famosas de Jesús es, “Ama a tus enemigos”, aquí la dice en Mateo 5:43:

Oísteis que fue dicho: “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos…

Luego repite el mensaje en Lucas 6:27-28:

Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian; bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian.

Eso parece bastante simple. ¿Acaso no esperarías que Jesús amara a sus enemigos? Claro que sí, a menos que sea un hipócrita. Entonces, lo que vemos en Marcos 16:15-16 es sorprendente. Nos muestra cómo Jesús trata a sus enemigos:

Y les dijo: –Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado (al infierno).


¿Estas son “buenas” noticias? Jesús no ama a sus enemigos para nada. De hecho, ni siquiera necesitas ser un enemigo — incluso aquellos que prefieran “no creer” en Jesús están condenados a tortura eterna en un lago de fuego. Este nivel de hipocresía es lo que esperarías de un incongruente. Para ejemplos de hipocresía y contradicción, te pido que compares Mateo 5:16 con Mateo 6:1, o Juan 14:27 con Mateo 10:34, 2 Reyes 2:11 con Juan 3:13, o Éxodo 33:11 con Juan 1:18, o Marcos 9:40 con Lucas 11:23.

De la misma manera, una persona que no cumple sus promesas es incongruente. Podemos ver que Jesús rompe promesas al leer Marcos 11:24:

Por tanto, os digo que todo lo que pidáis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

En Juan Capítulo 14, versículos 12 a 14 encontramos lo mismo:

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él también las hará; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré.

Cuando una persona dice, “si algo pedís en mi nombre, yo lo haré”, ¿qué quiere decir? Se entiende, que Jesús quiere decir que si pides cualquier cosa, él lo hará. ¿Qué otra cosa podría querer decir, a menos que sea deshonesto? Y Jesús no lo dice una vez. Dice la misma cosa una y otra vez. En Mateo 7:7: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. En Mateo 17:20: “Jesús les dijo: –Por vuestra poca fe. De cierto os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará; y nada os será imposible”. En Mateo 21:21:”Respondiendo Jesús, les dijo: –De cierto os digo que si tenéis fe y no dudáis, no solo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte le decís: “¡Quítate y arrójate al mar!”, será hecho”. Sin embargo, es posible que hayas notado, que Jesús está mintiendo. Puedes rezar por todo tipo de cosas y nada va a suceder. Y todos sabemos que quien no cumple sus promesas es incongruente.

¿Y qué tal si Jesús cuenta historias que son completamente falsas? Por ejemplo, en Mateo 4:8 dice:

Otra vez lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos

El problema con esta historia es que la tierra debe ser plana para que esto funcione. Desde una altísima montaña es imposible ver “todos los reinos”. Aún parados en el Everest, la montaña más alta de la tierra, lo más que puedes ver sería unos 400km al horizonte. Sin embargo sabemos que en la época de Jesús, había enormes reinos en China, la India, América del Sur, Europa, etc. Así que claramente esta historia no pudo haber pasado. Las personas deshonestas son incongruentes.

Otra sencilla manera de ver que Jesús era incongruente y absurdo, es al ver su discriminación. En Mateo 15:22-26 encontramos esta reveladora conversación:

Entonces una mujer cananea que había salido de aquella región comenzó a gritar y a decirle: –¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces, acercándose sus discípulos, le rogaron diciendo: –Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros.

Él, respondiendo, dijo: –No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: –¡Señor, socórreme!

Respondiendo él, dijo: –No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros.

Jesús llama a esta mujer “perro” porque no es de la nacionalidad correcta (israelí). Eso es tanto ridículo, como una clara indicación de que es incongruente.

Si eres una persona que roba las cosas de otra persona cuando pretendes ser bueno, eres incongruente. En Marcos 11:1-3 encontramos esta transacción:

Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al Monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos, y les dijo:

Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y al entrar en ella hallaréis un pollino (burro) atado, en el cual ningún hombre ha montado. Desatadlo y traedlo.

Y si alguien os pregunta: “¿Por qué hacéis eso?”, decid que el Señor lo necesita y que luego lo devolverá.

¿Cuántas veces haz escuchado a un patán decir, “préstame esto y te lo devuelvo en un minuto”, y nunca lo vuelves a ver? Es un fraude común. Y eso es exactamente lo que hace Jesús. Los discípulos toman al burro, y si buscas en las escrituras, te darás cuenta que nunca se preocuparon por devolverlo. Increíble - vaya incongruencia.

Por cierto, no es el único lugar de la Biblia donde vemos que Jesús roba algo. En Mateo 8:28-34 Jesús se roba una manada entera de cerdos y los mata todos.

¿Te has dado cuenta que en muchos casos, Jesús es bastante infantil y emocional, en lugar de pensativo y racional? Las personas que actúan así son incongruentes. Aquí hay un ejemplo en Mateo 18:7-9:

¡Ay del mundo por las cosas que hacen pecar a la gente! Inevitable es que sucedan, pero ¡ay del que hace pecar a los demás! Si tu mano o tu pie te hace pecar, córtatelo y arrójalo. Más te vale entrar en la vida manco o cojo que ser arrojado al fuego eterno con tus dos manos y tus dos pies. Y si tu ojo te hace pecar, sácatelo y arrójalo. Más te vale entrar tuerto en la vida que con dos ojos ser arrojado al fuego del infierno.

Esta declaración es ridícula en tantos niveles. Primero, algo como la mano no puede “hacerte pecar” — tu cerebro causa “pecado”. Todas las personas inteligentes saben eso. Por lo tanto, sacarte el ojo o cortarte la mano es inútil. Si tienes un problema de “pecado” y te vas a amputar algo para resolverlo, necesitarías amputarte tu cerebro, pues ahí es donde se origina el “pecado”.

Si lo piensas aún más, te das cuenta que Jesús ignora completamente la solución real. Si tienes problemas con comportamientos improductivos, lo que necesitas hacer es educarte o rehabilitarte. Eso se haría hablando con un consejero o un terapeuta. La amputación es un remedio absurdo, como es obvio para cualquier persona inteligente. Jesús no solo es incongruente — es un idiota. Da consejos que son totalmente inútiles y tremendamente peligrosos también.

Aquí hay otro desplante emocional en Marcos 11:15-16:

Vinieron, pues, a Jerusalén, y entrando Jesús en el templo comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo. Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas; y no consentía que nadie atravesara el templo llevando utensilio alguno.

¿Es eso algo inteligente? ¿Es este el tipo de comportamiento que esperarías de un adulto racional y pensante? No, es el comportamiento de un niño. Seguramente el todopoderoso hijo de Dios tendría un mejor plan que andar volcando mesas en un desplante único.

En Marcos 11:12-14 encontramos otra reacción emocional:

Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Viendo a lo lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera:

–¡Nunca jamás coma nadie fruto de ti!

Y lo oyeron sus discípulos.

Al leer más adelante, se nos revela que el árbol ha muerto.

Veamos. El hijo de Dios tiene hambre. Se acerca a un árbol de higos (higuera). Como no es época de higos, el árbol no tiene fruta. Jesús quiere fruta. Así que mata al árbol. ¡Qué incongruencia! ¿Por qué no usó su mano todopoderosa para que aparecieran higos? O que tal pedirle una ciruela a alguien y convertirla en 5,000 canastas de ciruelas? Sólo un verdadero desgraciado incongruente haría algo así por berrinche.

Aquí hay un último ejemplo. Digamos que quisieras hacer tonta a la gente. Una manera sería al contradecirte frecuentemente. Así que vemos que Jesús dice lo siguiente en Lucas 14:26:

Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas y hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo.

Bien, entonces si aborrecemos (odiamos) todo, podemos ser discípulos de Jesús. Ese es un excelente mensaje para alguien que en otras partes dijo, “Ama a tus enemigos” y “Ama a tu vecino como te amas a ti mismo”. Y no olviden que uno de los mandamientos es honrar a tu padre y a tu madre. A ver Jesús, ¿entonces cuál es? Si queremos ser discípulos tuyos, deberíamos amar a nuestros enemigos, vecinos y padres, ¿o deberíamos odiarlos? Solo alguien incongruente crearía requisitos tan contradictorios como estos.

¿Y si quieres vida eterna? ¿Qué necesitas hacer? Supuestamente necesitas odiar a todos y a la vida misma. Pero luego en Lucas 10:25-28 encontramos otro requisito:

Un intérprete de la Ley se levantó y dijo, para probarlo: –Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?

Él le dijo: –¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?

Aquel, respondiendo, dijo: –Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.

Le dijo: –Bien has respondido; haz esto y vivirás.

¿Es eso cierto? ¿Si haces eso, tendrás vida eterna? De hecho, no es cierto. En Lucas 18:18-22 Jesús dice:

Un dignatario le preguntó, diciendo: –Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?

Jesús le dijo: –¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo Dios. Los mandamientos sabes: “No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre”.

Él dijo: –Todo esto lo he guardado desde mi juventud.

Al oir esto, Jesús le dijo: –Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.

Las respuestas en Lucas 10 y Lucas 18 son totalmente diferentes. Esto claramente significa que Jesús estaba inventando estas respuestas sobre la marcha. Lo cual es algo que haría un tonto incongruente.

Luego en Juan 6:53-58 vemos un requisito adicional:

Jesús les dijo: –De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final, porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como me envió el Padre viviente y yo vivo por el Padre, también el que me come vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres, que comieron el maná y murieron; el que come este pan vivirá eternamente.

¿Suena bastante grotesco no? Y contradice totalmente lo que Jesús les dijo a los otros dos hombres en Lucas 10 y Lucas 18. Ahora veamos Mateo 18:2-3:

Llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: –De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

¿Y cómo exactamente es que uno “se hace como niño”? Por ejemplo, los niños frecuentemente creen en Santa Clos y el conejo de pascua, y pelean frecuentemente con sus hermanos. ¿Se supone que nosotros, como adultos, debamos asumir estas cualidades? Jesus no lo deja en claro, haciendo este requisito totalmente ambiguo.

¿Pero es cierto? ¿Si te “vuelves como niño”, entrarás al cielo? No, de hecho no. La realidad es que tienes que “volver a nacer” para poder ver el reino de Dios. En Juan 3:3-8 Jesús dice:

Le respondió Jesús: –De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.

Nicodemo le preguntó: –¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?

Respondió Jesús: –De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: “Os es necesario nacer de nuevo”. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu.

¿Eso es tan claro como el barro, no? Pero eso es lo que Jesús dice, y contradice todo lo demás que ha dicho.

Pero ignoremos la contradicción por un momento. ¿Es entonces esto cierto? Si nos volvemos como niños… y de hecho regresamos tanto que “nacemos de nuevo” de agua y del espíritu, ¿podemos entrar al cielo? No… Jesús está nuevamente equivocado. Porque en Mateo 5:17-20 Jesús dice:

No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a cumplir, porque de cierto os digo que antes que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la Ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; pero cualquiera que los cumpla y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos. Por tanto, os digo que si vuestra justicia no fuera mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

¿Esto se está volviendo absurdo, no creen? Los escribas y fariseos son adultos, no niños. Y si tu lees la Biblia, sabrás que los fariseos eran unos locos anales. Pero eso es lo que dice Jesús. Olvídate todo eso de “volver a nacer” y ser niño — conviertete en un loco anal mejor. Nuestra rectitud y nuestro apego a las leyes del viejo testamento, deben exceder la de los fariseos para poder entrar al reino de los cielos. Lo cual quiere decir que necesitamos empezar a matar a muchas personas.

Y luego está este famoso verso en Juan 3:16:

De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.

¡¿Entonces cuál es?! ¡¿Qué tienes que hacer para tener vida eterna e ir al cielo?! Existen probablemente otras 15 estipulaciones regadas por la Biblia sobre lo que hay que hacer. No hay manera de saber cual es correcta, y todas se contradicen. Ahora que has visto todo esto, una cosa debería ser bastante clara: Jesús no tenía ni la menor idea de lo que estaba hablando.

Lo más sorprendente de todo este asunto es que la “vida eterna” es totalmente una fantasía. Nadie tiene vida eterna, porque toda la habladuría de Jesús es un fraude. Cualquier biólogo te dirá con certeza que la vida es una reacción química. Por lo tanto, toda la idea de un “alma” es un figmento de la imaginación humana.

Cuando sumas todos estos ejemplos, la verdad es completamente obvia. Jesús no era el “hijo de Dios”. No era perfecto ni estaba libre de pecado. Jesús fue un completamente incongruente. Y era un tramposo y engañoso.

el_mito on 22 de abril de 2009, 8:50 p.m. dijo...

¡Saludos Zeus, y bienvenido al club!

Me da lástima que tu primer comentario haya sido demasiado incongruente para mi gusto. Simplemente demuestra lo que hemos repetido una y tantas veces:

“UN TEXTO SIN UN CONTEXTO…ES UN PRETEXTO”

Creo que te falta mucho por aprender en cuánto a interpretaciones teológico-filosóficas se refiere, y no estar tomando versos bíblicos al azar aquí y allá para intentar presentar un argumento muy vago, que ni siquiera con “filosofía barata” puede ser defendido. Pero no te preocupes, no te sientas mal, me tomaré el tiempo que sea necesario para aclarar todas tus dudas e interpretaciones incorrectas, al menos desde un punto de vista racional primeramente y luego teológico. Veo también que tienes una mezcla horrible de creencias y generalizas mucho respecto a la religión, pero tranquilo, poco a poco llegarás a la verdad.

Recuerda lo que dijo “el predicador”:

“ Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.”
(Ecl. 3:1)

...y más adelante:

“Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.”
(Prov. 4:18)


¡Un saludo!

 

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